
Y no crea que después de haber participado, emocionadas por la primera vez, en esa lucha cuerpo a cuerpo que las trastorna al grado tal que las hace perder prudencia y consciencia de sí mismas, no se preocupen por los efectos posibles de ese momento. Saben que sin la debida protección pueden quedar embarazadas, pero en el imaginario colectivo está presente la idea de que “a mí no me puede pasar nada”, o esa otra de “pero si fue sólo una vez”, o bien aquella de que “a mí me dijeron que era estéril”, y contra estas ideas no hay píldora del día siguiente que valga.
Una vez embarazada, la jovencita se enfrenta al dilema de tener al hijo o suspender el embarazo. Es una situación en la que generalmente está sola, o apoyada por otras chicas de su edad que no saben mucho de las opciones y no siempre se toman las mejores alternativas. Es por ello que el aborto clandestino es, según la OMS, la quinta causa de muerte femenina en nuestro país.
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